viernes, 26 de octubre de 2012

Lobos vestidos con piel de oveja

En esta ocasión me parece importante comentar acerca de los peligros que la Responsabilidad Social Empresarial puede conllevar, cuando ésta es practicada por razones erróneas o cuando es canalizada a través de organizaciones “sin ánimo de lucro”, las cuales sus cuentas bancarias no tienen nada que envidiarles a las de cualquier transnacional con operaciones claramente comerciales. En esta edición describiré a dos lobos; uno que vive en casa y otro que acecha fuera, los cuales pueden significar un peligro para la esencia de la RSE y de quien la practica.
El lobo que vive dentro de casa es, ¡oh sorpresa!, el mismo gerente, director o miembro de Junta Directiva. Motivado por Maslow y su pirámide a llenar sus necesidades de trascendencia, erróneamente encausados por un ego y aparentado bajo una falsa actitud de humildad, encuentra en la RSE un motor para satisfacer su necesidad de vanidad y entregar a organizaciones o a comunidades fondos que ni siquiera salen de sus bolsas. Dichos fondos en la mayoría de casos, son destinados a proyectos que ni siquiera tienen relación con los grupos de interés de la empresa, pero eso sí, en la foto son los primeros en posar. Dichas actividades les dan puerta abierta a ser parte de Juntas Directivas Honorarias de organizaciones sociales, presencia en congresos, foros y publicaciones sin descartar el recibir una serie de halagos y alabanzas, que los dejan poner la cabeza tranquila en sus almohadas cada noche; sin tomar en cuenta que es mucho más importante trabajar en áreas alrededor del círculo de influencia de sus empresas en programas sostenibles y sustentables que brinden desarrollo a sus grupos de interés.
El lobo que acecha fuera de la empresa es el caso de algunas (no todas) organizaciones que representan a los vehículos para practicar la RSE, específicamente en el trabajo del eje de comunidad: las organizaciones sin fines de lucro. Guatemala cuenta con más de 500 Fundaciones y ONG´s de todos colores y sabores, las cuales en algunos casos pueden ser utilizadas por las empresas para realizar trabajos de voluntariado y ayuda a comunidades. La RSE no tiene un objetivo filantrópico (exceptuando en desastres y emergencias), por lo que hay que buscar organizaciones que proporcionen proyectos sostenibles evitando el asistencialismo creador de una morbosa dependencia. Lastimosamente existen algunas organizaciones que se afanan de no ser asistencialistas o “paternalistas” con sus beneficiados, por lo que sus servicios son cobrados a los usuarios del mismo, siendo un proyecto completamente sustentable  (¡me parece excelente!).
La cuestión es que por ser organizaciones sin fines de lucro, tienen preferencias fiscales y tienen actividades de recaudación de fondos por medio de voluntarios (empresariales o no) a nivel nacional y/o internacional. Estos fondos entran en la figura de fondos rotativos que junto con los pagos de los usuarios (los cuales incluyen cargos administrativos, cargos moratorios si se incurren en ellos, intereses o factores inflacionarios que al final son lo mismo)  se convierten en unas cuentas millonarias, las cuales son erosionadas por una serie de gastos superfluos, tales como compras de pickups o carros último modelo a cargo de sus directores, reuniones en hoteles reconocidos, viajes al extranjero de sus funcionarios y Junta Directiva  para compartir buenas prácticas y peor aún, el pago de boleto, hotel de lujo, comidas en grandes restaurantes a “asesores” extranjeros que solo llegan a oír lo que la Dirección desea que oigan, y a aconsejar en temas que tanto la Dirección como la Junta Directiva quieren escuchar para quedar bien.
Debido a esto, recomiendo antes de trabajar junto a una organización que ofrezca servicios sociales con la empresa a cambio de voluntariado o una “generosa” donación, exigir que se entreguen sus respectivos Reportes de Sostenibilidad y Memorias de Labores, respaldadas por firmas de auditoría reconocidas por su honorabilidad.
Por favor no me malinterprete estimado lector; yo considero la RSE como una cultura corporativa indispensable en la búsqueda de la competitividad y utilidad en el mundo de los negocios, la cual tiene repercusión en el desarrollo de una comunidad tan necesitada como la nuestra; desarrollo que tendría un impacto positivo e inmediato en la calidad de vida de las personas, en una fuerza laboral más calificada y en la capacidad de compra, tan importante en el mundo empresarial. El objetivo es que tanto empresas como individuos estén conscientes de los peligros que acechan la práctica de la RSE, los cuales en algunos casos he presenciado en mi vida profesional. La RSE ya pasó de la etapa de ser un discurso inspiracional y emotivo a una estrategia corporativa con indicadores de rendimiento definidos, transparencia, presupuesto y metas cualitativas y cuantitativas claras. ¡OJO!