A nivel internacional, los
métodos y procesos internos pueden englobarse y homologarse haciendo sus
respectivas adaptaciones a la legislación y a la cultura corporativa de cada
país; la diferencia se enmarca principalmente en la relación con la cultura y
el desarrollo de sus propios actores, tanto internos como externos.
En Latinoamérica es muy común que
se relacione la RSE con prácticas filantrópicas, lo que por concepto general,
concluye que la RSE está poco desarrollada, delimitando la generalización de
comportamientos responsables y las condiciones que se dan para incentivar a los
grupos de interés o actores de las empresas. Es importante considerar que la
gran mayoría de las empresas latinoamericanas son micro, pequeñas y medianas (y
en muchos casos de corte familiar), las cuales no tienen como prioridad, la
práctica de la RSE; por otro lado, en el aspecto positivo, en la mayoría de
países latinoamericanos existen organizaciones empresariales que promueven la
RSE, lo que ha generado un creciente interés de la sociedad civil y una
evolución de las prácticas filantrópicas a estrategias de RSE; sin embargo, sin
duda aún falta mucho camino por recorrer.
Debido a que en Latinoamérica la
mayoría de países pertenecen al sector de países en vías de desarrollo, en
muchos casos las expectativas de los actores son al final, solicitudes de ayuda
a las empresas, las cuales -como resultado de su tradición filantrópica- terminan
adoptando prácticas de naturaleza asistencialista, lo que termina en una
discusión acerca del alcance y los límites de las obligaciones de las empresas
y las del Estado, así como fortalece la idea del concepto de RSE como sinónimo
de obligación de resolver los problemas de la sociedad (Se debe puntualizar que
la RSE es completamente voluntaria). De
tal manera, es común conocer proyectos de RSE implementados en Latinoamérica, enfocados
en apoyo a la educación pública, infraestructura, sector salud y gobernanza
local, dejando en un segundo plano el cuidado del Medio Ambiente.
Las políticas de RSE deben de
consolidarse con ejercicios de participación ciudadana, con el fin de hacer
sentir a la sociedad que es tomada en cuenta y a la vez, evitar dar la
impresión que se está sustituyendo al Estado en sus obligaciones con el fin que
las empresas sean un actor, más que un gestor del desarrollo de la sociedad.
De tal manera, se puede concluir
que en Latinoamérica, la RSE puede ser un instrumento de desarrollo de la
sociedad, de cohesión social y de estabilidad política, lo que significa a su
vez, que las organizaciones deben de analizar y cuidar la sostenibilidad de sus
programas, ya que se corre el riesgo de crear dependencia de la sociedad hacia la
empresa, lo que sin duda representa un riesgo para la sociedad ya que cuando la
empresa por los motivos que sean, deje de “prestar esos servicios adicionales” a
la comunidad, dejará un gran vacío y probablemente, una fuerte
desestabilización.
Por otro lado, la RSE tiene una
aplicación diferente en Europa, es sabido que ellos cuentan con políticas
supranacionales bastante bien establecidas a nivel europeo en los campos de
salud, bienestar, medio ambiente, prácticas laborales, etc. Adicionalmente, sus economías son maduras y
tienen un territorio más reducido, tienen dependencia a las materias primas,
cuentan con buena infraestructura social, el Recurso Humano es más capacitado,
los servicios públicos son relativamente eficientes y las empresas trabajan en
conjunto con el Estado; en otras palabras, la cultura y las necesidades son
diferentes a las de Latinoamérica y eso hace que las estrategias de RSE puedan
y deban ser diferentes.
Por lo anterior, en Europa las
empresas tienden a hacer menos donaciones directas a las comunidades,
dedicándose más a apoyar actividades deportivas y de cuidado de Medio Ambiente
(por razones de productividad); de tal manera, sus formas de patrocinio se
centran en ayudas puntuales a fundaciones y la cultura de voluntariado
corporativo de apoyo es mucho menor que en Latinoamérica.
Recientemente la compañía de
inversión sostenible ‘Robecosam’ ha elaborado un ranking de los países que
más apuestan por la sostenibilidad, los resultados muestran la siguiente
clasificación: En los primeros lugares Suecia, Australia, Noruega, Reino Unido;
en la media de la tabla Estados Unidos, México, España e Italia; en la parta
baja destaca Venezuela y Nigeria.
Por otro lado, de acuerdo a la
lista de “The World´s Most Admired
Companies” (2013), estas son las empresas más admiradas en RSE:
1. Marriott International (Hoteles)
2.
Starbucks
(Café)3. Whole Foods Market (Alimentos)
4. Royal Dutch Shell (Hidrocarburos)
5. CH2M Hill (Consultoría)
6. Nike (Ropa deportiva)
7. Nestlé (Alimentos y bebidas)
8. Walt Disney (Parque de diversiones)
9. Statoil (Hidrocarburos)
10. Wyndham Worldwide (Hoteles)
Así pues, es bueno recordar que
la RSE aparte de ser un instrumento de desarrollo, es también una estrategia de
negocios rentable, por ejemplo en
cuestión de percepción e imagen de marca con los clientes, por lo que no es de
extrañar que las empresas con mayor índice de proyección social sean todas
conocidas a nivel mundial.