La naturaleza de la RSE es
multiplicadora, debido a que la organización que la practica (sin importar su
tamaño, razón social y giro de negocio) ejerce o influye en sus proveedores en
el desarrollo de programas que tiendan a mejorar su desempeño en materia de RSE
a través del concepto de ganar –ganar. Es de suma importancia denotar que la
responsabilidad del producto/servicio final recae en la empresa contratante,
por lo que cualquier problema con los stakeholders y cliente final puede
afectar la reputación de la empresa contratante, cuando en algunas ocasiones,
puede ser responsabilidad del proveedor.
En la actualidad la transparencia
y normalización de los aspectos de la
gestión empresarial se ha extendido más allá de las cuestiones relativas a los
costos, la calidad, y más recientemente la gestión ambiental. Cuestiones como
los impactos del cambio climático en el negocio, las condiciones laborales de
los empleados de proveedores o el respeto a los Derechos Humanos, son tomados
en cuenta de una manera importante a lo largo de toda la cadena de valor de las
empresas.
Cada vez es más habitual que las
empresas tengan unos criterios de homologación de los proveedores con los que
van a trabajar. A la hora de establecer dichos criterios se pueden tener en
cuenta diversos factores relacionados con la Responsabilidad Social. La
implementación de requisitos sociales, ambientales y éticos para los
proveedores no debe basarse en el control unilateral de la relación comercial
por parte de la empresa contratante, sino que exige la participación de todas
las partes interesadas en todos los aspectos del proceso. La adaptación de las
empresas proveedoras a los estándares solicitados por las empresas clientes
debe ser fruto de un proceso de diálogo y de trabajo conjunto.
Las empresas practicantes de RSE
deben de basar sus relaciones con sus proveedores en confianza y transparencia
mutua, alineando sus políticas de RSE de manera conjunta, ya que los
proveedores son tan importantes como los clientes mismos ayudando a mantener el
equilibrio en sus cadenas de valor. La selección de proveedores debe responder
a criterios de compra responsable, tanto éticos como sociales y ambientales
dando prioridad a aquellos proveedores que promuevan el comercio justo, el
cuidado del medio ambiente y el respeto por los Derechos Humanos entre otros.
Para poder lograr una relación ética
y de confianza con los proveedores, es
necesario gestionarlos adecuadamente y para este fin, existen muchas “buenas
prácticas” tales como:
·
Comunicación abierta: Así se conocerán sus
expectativas, su evaluación sobre la
relación y conocer sus avances en temas de RSE.
·
Reglas claras: definir qué se espera de los
proveedores y qué pueden esperar ellos de la organización, es importante tener
un protocolo tal como un código de ética como una política definida de compras.
·
Constante capacitación: ofrecer capacitaciones
en gestión, liderazgo y RSE entre otros.
·
Evaluación constante: Análisis considerando la
calidad de productos o servicios, cantidad de devoluciones, entrega oportuna,
capacidad de reacción ante problemas, relación personal, entre otras, con el
fin de ofrecer una mejora continua de manera bidireccional.
·
Transparencia en adjudicaciones y proceso de
licitación: Es una forma de evitar que las licitaciones sean adjudicadas
siempre por los mismos proveedores, posibilidad de corrupción y problemas de
reputación.
·
Auditorías constantes: Con el fin de revisar que los procesos se estén cumpliendo, ofreciendo la posibilidad a los proveedores
de presentar reclamos en caso de no estar de acuerdo con el actuar de la
organización, así como de constatar por parte de las empresas contratantes que
los proveedores no incurran en delitos legales y/o morales.
Las empresas deben de contar con
políticas de compras así como con políticas de RSE claras, definidas y en
práctica, ya que una empresa no puede exigir a un proveedor lo que no puede
cumplir ella misma, especialmente en prácticas responsables; de nada sirve que
nuestra empresa tenga un plan de RSE muy desarrollado, cuando sabemos que en un
eslabón de la cadena de valor, la
situación es muy distinta.
Las relaciones con proveedores
son importantes para la gestión de riesgos y desde un punto de vista de
reputación, por lo que es un trabajo en conjunto con un solo fin: ofrecer un
servicio/producto que fidelice y satisfaga al cliente, sin comprometer la
legalidad en las operaciones de la empresa y los recursos, dignidad y Derechos
Humanos de todas las personas que forman parte de la cadena de valor de la
empresa.