La Responsabilidad Social
Empresarial (RSE) es una estrategia eficaz que no sólo beneficia a la empresa que
la implementa sino que también repercute de manera positiva en la sociedad, pues
contribuye a que las empresas implementen políticas, procedimientos y sistemas
de control bajo principios éticos y transparentes; de esta cuenta, la RSE no
debe concentrarse exclusivamente en políticas sociales, filantropía, actividades
de voluntariado y vigilancia del respeto del Medio Ambiente, sino también en
una contribución activa en la prevención de prácticas de corrupción lesivas a
un país y desestabilizadoras a la libre competencia.
Así pues, la RSE promueve una
cultura de negocios basada en principios éticos y en el firme cumplimiento de
la ley implementando la transparencia y la rendición de cuentas como factor
principal para reforzar la lucha contra la corrupción. Debido a esto, una
empresa socialmente responsable, no debe dar lugar a ninguna estrategia que
evada el pago de impuestos ya que estos, son a su vez, una conexión entre la empresa
y la sociedad.
En este punto, es importante para
las empresas considerar la diferencia entre legalidad y legitimidad, siendo
esta diferencia un hilo fino que separa a la competitividad y la sostenibilidad
de las grandes ganancias a corto plazo con daño permanente en la imagen de la
empresa, su marca y su reputación tanto corporativa como la de sus
colaboradores; un ejemplo de esto es una la estrategia que algunas empresas
grandes emplean para reducir costos fiscales tales como registrarse en regímenes
a los que por su naturaleza y giro de negocio no pertenecen con el fin de pagar
una menor tasa de impuestos, por otro lado, las PYMEs no tienen esa “libertad”
de maniobra, por lo que pagan en impuestos un mayor porcentaje que las grandes
empresas reduciendo significativamente sus utilidades e incluso, en ocasiones orillándolas
a quebrar o en el menos grave de los escenarios, a pasarse a sectores
informales de la economía. Así pues,
esta es una clara muestra de que al final, las empresas pueden actuar en el
marco de la ley pero esto no significa que sea legítimo para el resto de la
sociedad pues inevitablemente, esta situación concluye en menos recaudación al
fisco y por ende, menos oportunidad de desarrollo a la sociedad por medio de
oportunidades de crecimiento de sus propios pobladores.
En este punto, el argumento que
las grandes empresas dan oportunidad de trabajo a gran cantidad de miembros de
una sociedad en necesidad, no justifica que el Estado y sus funcionarios se
vuelvan cómplices de un enriquecimiento ilegítimo que al final erosione la base
fiscal amenazando con alterar la estabilidad política y sistema fiscal de un
país en general. Así pues, es importante
resaltar que esta evasión del pago de impuestos, además de afectar a la
recaudación nacional, también lesiona la competencia leal. Por esta razón se
debe insistir en el compromiso del cumplimiento de las obligaciones fiscales para
todas las empresas pues dicha evasión fiscal o la obtención de ventajas
tributarias como la expuesta anteriormente, permiten tener más medios a las
empresas defraudadoras frente a las empresas que cumplen rigurosamente con sus
obligaciones fiscales.
Dado que la RSE es de carácter
preventivo más que reactivo, las estrategias enmarcadas en programas de
cumplimiento juegan un importante rol para la prevención de los riesgos de
corrupción y fortalecen la consciencia del cumplimiento normativo de la empresa,
haciendo necesario introducir reglas específicas que permitan prevenir dentro
de la empresa la realización de conductas corruptas, facilitando la existencia
de protocolos adecuados de prohibición de recibir o entregar cualquier tipo de
contraprestaciones, incumpliendo las normas internas de ética.
De tal manera, las empresas
haciendo uso de estrategias de comunicación y del cumplimiento de Derechos
Humanos, deben facilitar canales de denuncia que permitan por un lado, la
posibilidad que cualquier colaborador de
la empresa pueda denunciar de forma confidencial cualquier incumplimiento por
parte de otros miembros de dicha empresa y por otro lado, ofrecer la
posibilidad de que terceros (proveedores, grupos de interés, población en
general) también puedan comunicar incumplimientos de las normas o bien, conductas
ilícitas o ilegales.
La transparencia corporativa debe
ser una política de Gerencia General de una empresa, con el objetivo de
informar a la sociedad sobre sus actividades comerciales y financieras, su
gestión, sus resultados y su aporte a la sociedad a través de la RSE; así
también, el Código de Ética es una herramienta indispensable para toda empresa,
sin importar su tamaño o naturaleza, pero más que su existencia misma, es
imperativo que dicho código sea de conocimiento, respeto y cumplimiento obligatorio
para todos los miembros de la empresa (incluyendo proveedores) y por ende, su
incumplimiento deberá ser castigado de manera inmediata por parte de la
gerencia de la empresa.
Con el objetivo de lograr un
sistema de transparencia para la prevención de la corrupción, es importante que
se dé información a través de distintos canales de comunicación (memorias de
labores, reportes de sostenibilidad y página web corporativa por excelencia) de
aquellas instituciones públicas con los que la empresa tenga relaciones
mercantiles y comerciales.
De tal manera, es evidente que el
combate a la corrupción no es responsabilidad únicamente de las empresas y el
Estado, sino también involucra a toda la sociedad de forma activa siendo vigilante
de sus propios intereses y tajante en el rechazo del consumo de productos de
dudosa procedencia, empresas con mala reputación y funcionarios sin un
comportamiento ético de acorde a la confianza que un país les ha depositado.