martes, 25 de agosto de 2015

La RSE, factor clave para la prevención de la corrupción


La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es una estrategia eficaz que no sólo beneficia a la empresa que la implementa sino que también repercute de manera positiva en la sociedad, pues contribuye a que las empresas implementen políticas, procedimientos y sistemas de control bajo principios éticos y transparentes; de esta cuenta, la RSE no debe concentrarse exclusivamente en políticas sociales, filantropía, actividades de voluntariado y vigilancia del respeto del Medio Ambiente, sino también en una contribución activa en la prevención de prácticas de corrupción lesivas a un país y desestabilizadoras a la libre competencia.

Así pues, la RSE promueve una cultura de negocios basada en principios éticos y en el firme cumplimiento de la ley implementando la transparencia y la rendición de cuentas como factor principal para reforzar la lucha contra la corrupción. Debido a esto, una empresa socialmente responsable, no debe dar lugar a ninguna estrategia que evada el pago de impuestos ya que estos, son a su vez, una conexión entre la empresa y la sociedad.

En este punto, es importante para las empresas considerar la diferencia entre legalidad y legitimidad, siendo esta diferencia un hilo fino que separa a la competitividad y la sostenibilidad de las grandes ganancias a corto plazo con daño permanente en la imagen de la empresa, su marca y su reputación tanto corporativa como la de sus colaboradores; un ejemplo de esto es una la estrategia que algunas empresas grandes emplean para reducir costos fiscales tales como registrarse en regímenes a los que por su naturaleza y giro de negocio no pertenecen con el fin de pagar una menor tasa de impuestos, por otro lado, las PYMEs no tienen esa “libertad” de maniobra, por lo que pagan en impuestos un mayor porcentaje que las grandes empresas reduciendo significativamente sus utilidades e incluso, en ocasiones orillándolas a quebrar o en el menos grave de los escenarios, a pasarse a sectores informales de la economía.   Así pues, esta es una clara muestra de que al final, las empresas pueden actuar en el marco de la ley pero esto no significa que sea legítimo para el resto de la sociedad pues inevitablemente, esta situación concluye en menos recaudación al fisco y por ende, menos oportunidad de desarrollo a la sociedad por medio de oportunidades de crecimiento de sus propios pobladores.  

En este punto, el argumento que las grandes empresas dan oportunidad de trabajo a gran cantidad de miembros de una sociedad en necesidad, no justifica que el Estado y sus funcionarios se vuelvan cómplices de un enriquecimiento ilegítimo que al final erosione la base fiscal amenazando con alterar la estabilidad política y sistema fiscal de un país en general.  Así pues, es importante resaltar que esta evasión del pago de impuestos, además de afectar a la recaudación nacional, también lesiona la competencia leal. Por esta razón se debe insistir en el compromiso del cumplimiento de las obligaciones fiscales para todas las empresas pues dicha evasión fiscal o la obtención de ventajas tributarias como la expuesta anteriormente, permiten tener más medios a las empresas defraudadoras frente a las empresas que cumplen rigurosamente con sus obligaciones fiscales.

Dado que la RSE es de carácter preventivo más que reactivo, las estrategias enmarcadas en programas de cumplimiento juegan un importante rol para la prevención de los riesgos de corrupción y fortalecen la consciencia del cumplimiento normativo de la empresa, haciendo necesario introducir reglas específicas que permitan prevenir dentro de la empresa la realización de conductas corruptas, facilitando la existencia de protocolos adecuados de prohibición de recibir o entregar cualquier tipo de contraprestaciones, incumpliendo las normas internas de ética.

De tal manera, las empresas haciendo uso de estrategias de comunicación y del cumplimiento de Derechos Humanos, deben facilitar canales de denuncia que permitan por un lado, la posibilidad  que cualquier colaborador de la empresa pueda denunciar de forma confidencial cualquier incumplimiento por parte de otros miembros de dicha empresa y por otro lado, ofrecer la posibilidad de que terceros (proveedores, grupos de interés, población en general) también puedan comunicar incumplimientos de las normas o bien, conductas ilícitas o ilegales.

La transparencia corporativa debe ser una política de Gerencia General de una empresa, con el objetivo de informar a la sociedad sobre sus actividades comerciales y financieras, su gestión, sus resultados y su aporte a la sociedad a través de la RSE; así también, el Código de Ética es una herramienta indispensable para toda empresa, sin importar su tamaño o naturaleza, pero más que su existencia misma, es imperativo que dicho código sea de conocimiento, respeto y cumplimiento obligatorio para todos los miembros de la empresa (incluyendo proveedores) y por ende, su incumplimiento deberá ser castigado de manera inmediata por parte de la gerencia de la empresa.

Con el objetivo de lograr un sistema de transparencia para la prevención de la corrupción, es importante que se dé información a través de distintos canales de comunicación (memorias de labores, reportes de sostenibilidad y página web corporativa por excelencia) de aquellas instituciones públicas con los que la empresa tenga relaciones mercantiles y comerciales.

De tal manera, es evidente que el combate a la corrupción no es responsabilidad únicamente de las empresas y el Estado, sino también involucra a toda la sociedad de forma activa siendo vigilante de sus propios intereses y tajante en el rechazo del consumo de productos de dudosa procedencia, empresas con mala reputación y funcionarios sin un comportamiento ético de acorde a la confianza que un país les ha depositado.