viernes, 26 de febrero de 2016

La RSE como factor clave en la cadena de valor de las empresas

             De manera introductoria, es valioso recordar las definiciones de los conceptos básicos que atañen a este tema; de tal manera, la cadena de valor de una empresa es el conjunto de actividades que una organización realiza con el fin de transformar un producto o servicio a través de cada fase de producción o evolución desde su inicio hasta llegar a su mercado meta, es decir, hasta que llega al consumidor final. La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) por su parte es el conjunto de actividades realizadas por una empresa con el fin de promover el respeto al ser humano y su entorno, convirtiendo a las organizaciones en vehículos de desarrollo para sus colaboradores, grupos de interés, área de influencia y principalmente, procurar una empresa con valores y ética respetuosa de la ley y rentable para sus accionistas.

La relación entre la cadena de valor de una empresa y la RSE consiste en la revisión detallada de cada una de las fases de dicha cadena bajo una perspectiva de RSE, de forma de que se puedan constituir fuentes que generen ventajas competitivas al mismo tiempo que agreguen valor al negocio, reduciendo costos de operación y aumentando la reputación corporativa.

Toda estrategia de RSE debe comenzar de manera interna en el seno de las organizaciones, para después hacer actividades públicas y sobre todo, comunicar los logros obtenidos ya que “lo que no se comunica, nunca se ha hecho”.

Debido a lo anterior, la RSE debe ser implementada en toda la cadena de valor de un negocio, empezando por los proveedores de materias primas, los métodos de producción, la transformación del producto, la comercialización, venta final y sobre todo, en la satisfacción del cliente.  No se puede obviar ningún eslabón de la cadena, ya que esto podría significar que todo lo que se edificó en el proceso caiga como efecto dominó por un solo detalle; un ejemplo de esto podría ser una empresa que importa materia prima de un país en vías de desarrollo en donde el trabajo infantil no es debidamente perseguido y la empresa proveedora infringe esta ley en algún punto.  En este caso, la reputación corporativa que sufrirá será la de la segunda empresa que produce el producto final y no la así la proveedora de insumos aun cuando sea ésta la que cometa la actividad de rechazo.

De tal manera, implementar la RSE a lo largo de toda la cadena de valor robustece no sólo a la empresa que la practica, sino también las capacidades de sus proveedores y clientes, instando a los últimos  a que sean socialmente responsables y demandantes de la información sobre los efectos secundarios del consumo, es decir, conocer si es amigable con el medio ambiente, conocer los contenidos del etiquetado, las prácticas de mercadeo que utilizan, su estrategia de comunicación y de venta, el servicio postventa, entre otros.

Implementar esta práctica favorece que las empresas practiquen la fórmula ganar-ganar con sus grupos de interés compartiendo valor; de hecho, si sólo una de las partes genera utilidades a expensas de la otra, estas utilidades tendrán una vida corta a través del tiempo, sin ninguna oportunidad de prosperar a largo plazo.

Por otra parte, hay que recordar que un objetivo que la empresa se involucre en temas de relacionamiento comunitario es la identificación de problemas y demostrar con hechos su intención de colaborar, lo que se podría convertir en una oportunidad para que la empresa logre una ventaja competitiva.  Debido a esto, la estrategia de RSE no sólo se circunscribe a la gestión de la cadena de valor, sino también a la colaboración que puedan aportar a la comunidad y a los demás grupos de interés de la empresa.

Entre los beneficios que conlleva implementar la RSE en la cadena de valor de la empresa destacan:

§  Prestigio de la organización y mejor imagen de la marca.

§  Confianza de clientes y proveedores.

§  Motivación y lealtad del personal.

§  Mayor competitividad que implica calidad, productividad, rentabilidad y seguridad.

§  Comprensión y apoyo a la comunidad.

§  Reputación internacional y calificación frente a mercados comerciales y financieros.

§  Permanencia en el mercado a mediano y largo plazos.

Por otra parte, entre los retos de aplicar la RSE a la cadena valor podemos destacar que en la economía globalizada del siglo XXI, la política de RSE puede ser basada en acuerdos internacionales, pero, al mismo tiempo, debe adherirse a las legislaciones nacionales y a las políticas de los distintos países donde sus productos tienen presencia. Si las demandas locales no coinciden o son menos estrictas que los acuerdos internacionales, las empresas tienen que preguntarse a qué reglas debe de ajustarse, si a las locales o las internacionales. Si la empresa decide aplicar una política uniforme, basada en principios universales, corre el riesgo de ser acusada de intentar aplicar valores extranjeros y también puede tener dificultades para ser aceptada en la sociedad, en tanto, si adapta su política a la situación local, corre el riesgo de ser el objetivo de las organizaciones civiles por no cumplir con los acuerdos internacionales.

Otro reto destacable es el mantener una buena relación con los proveedores; el hecho de establecer relaciones con los proveedores puede suponer dificultades, debido a una falta de entendimiento y a valores y normas distintos. En muchos casos el proveedor puede sentir una intromisión en sus operaciones o en sus procesos por esta constante y vigilancia y control, lo cual pueden significar una ventaja competitiva en el mercado pero no siempre es percibida de esta manera.  Frecuentemente, el problema consiste en que el proveedor no comprende los requisitos ambientales y sociales que le exige la empresa compradora o bien, se remite al cumplimiento de requisitos legales los cuales frecuentemente no están alineados con agregar valor o con una línea de pensamiento enfocada en la RSE por lo que cumplir con requisitos adicionales puede también suponer un costo para ellos.

Una cadena de valor responsable y sostenible es una ventaja competitiva para los proveedores y para las empresas contratantes, y puede suponer una mejora continua de la operación para ambos teniendo como base que:

§  El sistema de gestión de  RSE tiene que ser el punto de partida y final para una cadena de valor sostenible.

§  La implementación de la RSE en la cadena de valor es igual a gestionar riesgos (especialmente sociales y de marca) y oportunidades (frente a los grupos de interés).

§  La RSE en la cadena de valor debe demostrar beneficios para la organización desde el punto de vista estratégico.

§  El tema de la seguridad laboral debe ser de carácter obligatorio, tanto para el caso de proveedores como de la empresa contratante.