lunes, 18 de septiembre de 2017

¿Y si dejamos a la gallina de huevos de oro en paz?

No, no estás soñando. Es verdad que tenemos una gallina que pone huevos de oro. ¡Piensa en lo ricos que seremos si pone un huevo como éste todos los días! Debemos tratarla muy bien.” (Samaniego, Siglo XVIII)

Guatemala es un país rico, listo para que todos los guatemaltecos podamos forjar un futuro mejor para nuestras familias. Hemos sido bendecidos con riquezas naturales, una posición geográfica estratégica, una historia y legado maya increíble, una cultura milenaria enriquecida por cuatro  etnias dominantes y un clima que favorece a una tierra fértil para su buen uso. Sin duda alguna, los guatemaltecos hemos nacido en una tierra que es una verdadera gallina de huevos de oro; pero la verdad es que a pesar de todo esto, Guatemala está sumida en una crisis económica y social que aleja cada día más a su población de un estadio de paz y desarrollo y por el contrario, vivimos en una sociedad polarizada, sin acceso a oportunidades de progreso recurrentes y enfrentada hasta con la comunidad internacional.

El miedo a que existan crisis y revoluciones no es precisamente la sangre que puede ser  derramada, sino el cambio que significan estas en el “estatus quo” de los grupos que actualmente ostentan el poder. Los guatemaltecos debemos de analizar y comprometernos en hacer cambios radicales, los cuales no deben de ser con base a la violencia sino en el diálogo y auto reflexión, por lo anterior deberíamos de empezar con  hacernos varias preguntas de ¿Y si…?

¿Y si respetamos nuestra institucionalidad? Dejemos que las instituciones de gobierno hagan su trabajo convirtiéndonos en un pueblo garante de transparencia; no manchemos la imagen de manifestaciones históricas y legítimas para pedir cuentas a un gobierno  corrupto y con las que incluso llegamos a ser referencia, modelo y hasta envidia de otros países que sufren también el flagelo de la corrupción. Dejemos de ser manipulados para volver a las plazas y “asustar con el petate del muerto” a un gobierno que nosotros mismos en un acto democrático elegimos. Los tiempos de golpes de Estado deben quedar atrás. Fortalezcamos la institucionalidad con el fin de no necesitar ayuda de la comunidad internacional y al mismo tiempo podamos pedir cuentas a quienes nos han gobernado mal.

¿Y si invertimos en necesidades de mayor impacto y beneficio lo que mal gastamos en protestas ilegítimas? Imaginemos que lo que gastan las organizaciones que erróneamente hemos catalogado como sociales lo invirtieran en educación y fortalecimiento a los maestros, el resultado fuera que nuestros niños tendrían más y mejores herramientas para ganarse la vida de una manera digna sin depender de terceros (sin contar con el daño que estas protestas hacen a la economía e imagen del país); si lo invirtieran en salud tendríamos un país que además de tener gente con mejores condiciones para trabaja,  cuente con un estado de salud ideal, tendría un menor costo en salud curativa; si lo invirtieran en infraestructura, en seguridad, en talleres agrícolas, etc. En sí, hay muchas opciones en las que este presupuesto estaría mejor invertido y vería resultados de mayor beneficio para todos.

¿Y si nos olvidamos que la vía al desarrollo no sólo es por la izquierda o la derecha? Este no es un país de oligarcas y opresores ni tampoco en el que todos somos corruptos. Olvidémonos de una retórica caduca promovida por el lastre de un conflicto armado de más de 35 años. El mundo está caminando por otro lado y no necesariamente es en donde el gobierno es el responsable de la administración de los medios de producción.  La corrupción, la falta de ética y la justicia son ambidiestras, no lo olvidemos.

¿Y si explotamos nuestros recursos naturales de manera responsable? Dejemos a las hidroeléctricas y minas trabajar, eso sí, velando porque lo hagan de manera responsable, siendo garantes comunitarios y gubernamentales sobre sus impactos ambientales y sociales. Es un hecho innegable que estas empresas traen desarrollo a sus áreas de influencia (sobre todo en el área rural, económicamente tan golpeada) y eso está comprobado.  El problema ha sido que también es un hecho que son industrias que manejan mucho dinero, lo que hace que malos líderes se aprovechen buscando desinformar a las comunidades con el fin de cerrar estas empresas y ellos agenciarse de recursos económicos provenientes del exterior. Estos líderes, generalmente dicen estar están en contra del capital extranjero pero no tienen ningún empacho en recibir dinero de otros países para financiar su oposición. Sé de uno que públicamente expresó su admiración de minerales preciosos en edificios y obras de arte de edificios en Europa, en un viaje cuyo fin principal era agenciarse de fondos para protestar en contra de minas en Guatemala (paradójico ¿No?). Antes de externar opiniones, debemos de encontrar pruebas en contra de esta industria, las cuales hasta hoy, en Guatemala no encontrarán. Promovamos el convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales, eso sí, promovámoslo para lo que fue creado, teniendo claro y respetando que no es un voto ni un veto, algo que por cierto, quienes lo promovieron inicialmente en Guatemala y se valieron de él para justificar muchas de sus “luchas en defensa de otros”, no les terminó gustando ya que tienen que respetar que no es un instrumento para “sacar empresas” del país; en cambio, el convenio 169 incita al dialogo pacífico entre los grupos de interés, el cual promueve la información verídica, la paz, la inversión social y la legitimidad de estas industrias en los lugares en donde existan pueblos indígenas, eso sí, que su existencia sea genuina y no inventada ni “mágicamente” aparecidos a conveniencia de intereses particulares.

¿Y si el gobierno garantiza la existencia de un Estado de Derecho? El gobierno no puede hacerse de la vista gorda cuando en este mismo momento hay  fincas invadidas por pseudos campesinos que en verdad son secuestradores buscando apropiarse ilegalmente de tierras. Y la cuenta no termina ahí, se ha quemado maquinaria de hidroeléctricas, hay bloqueos selectivos y permanentes en carreteras y otra organización campesina de manera fragrante, roba energía eléctrica con la firme intención de la nacionalización del servicio. El Derecho al trabajo, a la vida y a la propiedad privada son inalienables en una sociedad que se quiere decir libre.

¿Y si nuestros líderes de fe se enfocan en fomentar la fe basada en el amor al prójimo? porque al final, esa es la base común de todas las creencias: amar al prójimo, ¿O no?  El amor al prójimo no es promover conflictividad y mucho menos hacerlo “por mandato divino” o “para proteger los bienes celestiales” como lo hacen algunos, que aprovechándose del fervor ciego de muchos, por el contrario promueven el conflicto entre las personas y las empresas Parece ficción, pero no lo es; actualmente en un bloqueo en Guatemala hay un altar erigido a una  Virgen que según ellos “se les apareció”, invitándolos a las personas a no quitar el bloqueo hasta que cierren una mina, y allí están… esperando que la Mina cierre o que la Virgen les de otras instrucciones, lo que pase primero.

¿Y si invertimos en nuestra gente para que no busque oportunidades en otros países? Si tenemos un país con oportunidades, no habrá necesidad que existan tantas familias destruidas por la separación debido a que los padres, madres o los hijos se van a otros países buscando mejores oportunidades; la remesa familiar es una factura cara de pagar para el país exportando a nuestros hermanos para que hagan un trabajo de mano de obra no calificada y no se diga para las personas a quienes esta factura se les vuelve una fractura emocional por una familia que nunca vuelve a ser la misma.

Guatemala no es un país pobre, es un país empobrecido por personas escudadas en instituciones públicas, privadas y ONG´s que de manera espuria han aprovechado nuestra débil institucionalidad, nuestra falta de valores y el bajo nivel de entendimiento de nuestra población (sobre todo rural), convirtiéndolos en “soldados” de un ejército de manifestantes a los que al final, para estos falsos redentores simplemente  significan  un  medio para cumplir sus intereses personales –sobre todo económicos- que por cierto, jamás van de la mano de una paz y progreso, ya que la única manera de satisfacerlos es vivir de un conflicto inútil.

Los falsos líderes cumplen a cabalidad  la triste historia de la gallina de huevos de oro, incitando a una población ávida de oportunidades tal y como el cuento nos dicta: “Es demasiado tiempo, estoy cansado de esperar. Está claro que nuestra gallina tiene dentro muchos huevos de oro. ¡Creo que tendríamos que sacarlos ahora! “, intentando sacar del país funcionarios, empresas y cualquier medio de producción que puede significar los medios reales para ser el país que merecemos: un país rico y con oportunidades bien aprovechadas. Salvemos a nuestra gallina de huevos de oro, ¡Salvemos a nuestra Guate!