Guatemala es un país rico, listo
para que todos los guatemaltecos podamos forjar un futuro mejor para nuestras
familias. Hemos sido bendecidos con riquezas naturales, una posición geográfica
estratégica, una historia y legado maya increíble, una cultura milenaria
enriquecida por cuatro etnias dominantes
y un clima que favorece a una tierra fértil para su buen uso. Sin duda alguna,
los guatemaltecos hemos nacido en una tierra que es una verdadera gallina de
huevos de oro; pero la verdad es que a pesar de todo esto, Guatemala está
sumida en una crisis económica y social que aleja cada día más a su población
de un estadio de paz y desarrollo y por el contrario,
vivimos en una sociedad polarizada, sin acceso a oportunidades de progreso
recurrentes y enfrentada hasta con la
comunidad internacional.
El miedo a que existan crisis y
revoluciones no es precisamente la sangre que puede ser derramada, sino el
cambio que significan estas en el “estatus
quo” de los grupos que actualmente ostentan el poder. Los guatemaltecos
debemos de analizar y comprometernos en hacer cambios radicales, los cuales no
deben de ser con base a la violencia sino en el diálogo y auto reflexión, por
lo anterior deberíamos de empezar con hacernos
varias preguntas de ¿Y si…?
¿Y si respetamos nuestra
institucionalidad? Dejemos que las instituciones de gobierno hagan su trabajo
convirtiéndonos en un pueblo garante de transparencia; no manchemos la imagen
de manifestaciones históricas y legítimas para pedir cuentas a un gobierno corrupto y con las que incluso llegamos a ser
referencia, modelo y hasta envidia de otros países que sufren también el
flagelo de la corrupción. Dejemos de ser
manipulados para volver a las plazas y “asustar con el petate del muerto” a un
gobierno que nosotros mismos en un acto democrático elegimos. Los tiempos de
golpes de Estado deben quedar atrás. Fortalezcamos la institucionalidad con el
fin de no necesitar ayuda de la comunidad internacional y al mismo tiempo
podamos pedir cuentas a quienes nos han gobernado mal.
¿Y si invertimos en necesidades
de mayor impacto y beneficio lo que mal gastamos en protestas ilegítimas? Imaginemos
que lo que gastan las organizaciones que erróneamente hemos catalogado como
sociales lo invirtieran en educación y fortalecimiento a los maestros, el
resultado fuera que nuestros niños tendrían más y mejores herramientas para
ganarse la vida de una manera digna sin depender de terceros (sin contar con el
daño que estas protestas hacen a la economía e imagen del país); si lo
invirtieran en salud tendríamos un país que además de tener gente con mejores condiciones
para trabaja, cuente con un estado de
salud ideal, tendría un menor costo en salud curativa; si lo invirtieran en
infraestructura, en seguridad, en talleres agrícolas, etc. En sí, hay muchas
opciones en las que este presupuesto estaría mejor invertido y vería resultados
de mayor beneficio para todos.
¿Y si nos olvidamos que la vía al
desarrollo no sólo es por la izquierda o la derecha? Este no es un país de
oligarcas y opresores ni tampoco en el que todos somos corruptos. Olvidémonos
de una retórica caduca promovida por el lastre de un conflicto armado de más de
35 años. El mundo está caminando por otro lado y no necesariamente es en donde
el gobierno es el responsable de la administración de los medios de producción. La corrupción, la falta de ética y la
justicia son ambidiestras, no lo olvidemos.
¿Y si explotamos nuestros
recursos naturales de manera responsable? Dejemos a las hidroeléctricas y minas
trabajar, eso sí, velando porque lo hagan de manera responsable, siendo
garantes comunitarios y gubernamentales sobre sus impactos ambientales y
sociales. Es un hecho innegable que estas empresas traen desarrollo a sus áreas
de influencia (sobre todo en el área rural, económicamente tan golpeada) y eso está
comprobado. El problema ha sido que
también es un hecho que son industrias que manejan mucho dinero, lo que hace
que malos líderes se aprovechen buscando desinformar a las comunidades con el
fin de cerrar estas empresas y ellos agenciarse de recursos económicos
provenientes del exterior. Estos líderes, generalmente dicen estar están en
contra del capital extranjero pero no tienen ningún empacho en recibir dinero
de otros países para financiar su oposición. Sé de uno que públicamente expresó
su admiración de minerales preciosos en edificios y obras de arte de edificios en
Europa, en un viaje cuyo fin principal era agenciarse de fondos para protestar
en contra de minas en Guatemala (paradójico ¿No?). Antes de externar opiniones,
debemos de encontrar pruebas en contra de esta industria, las cuales hasta hoy,
en Guatemala no encontrarán. Promovamos el convenio 169 de la OIT sobre pueblos
indígenas y tribales, eso sí, promovámoslo para lo que fue creado, teniendo
claro y respetando que no es un voto ni un veto, algo que por cierto, quienes
lo promovieron inicialmente en Guatemala y se valieron de él para justificar
muchas de sus “luchas en defensa de otros”, no les terminó gustando ya que tienen
que respetar que no es un instrumento para “sacar empresas” del país; en
cambio, el convenio 169 incita al dialogo pacífico entre los grupos de interés,
el cual promueve la información verídica, la paz, la inversión social y la legitimidad
de estas industrias en los lugares en donde existan
pueblos indígenas, eso sí, que su existencia sea genuina y no inventada ni
“mágicamente” aparecidos a conveniencia de intereses particulares.
¿Y si el gobierno garantiza la
existencia de un Estado de Derecho? El gobierno no puede hacerse de la vista
gorda cuando en este mismo momento hay
fincas invadidas por pseudos campesinos que en verdad son secuestradores
buscando apropiarse ilegalmente de tierras. Y la cuenta no termina ahí, se ha
quemado maquinaria de hidroeléctricas, hay bloqueos selectivos y permanentes en
carreteras y otra organización campesina de manera fragrante, roba energía
eléctrica con la firme intención de la nacionalización del servicio. El Derecho
al trabajo, a la vida y a la propiedad privada son inalienables en una sociedad
que se quiere decir libre.
¿Y si nuestros líderes de fe se
enfocan en fomentar la fe basada en el amor al prójimo? porque al final, esa es
la base común de todas las creencias: amar al prójimo, ¿O no? El amor al prójimo no es promover
conflictividad y mucho menos hacerlo “por mandato divino” o “para proteger los
bienes celestiales” como lo hacen algunos, que aprovechándose del fervor ciego
de muchos, por el contrario promueven el conflicto entre las personas y las
empresas Parece ficción, pero no lo es; actualmente en un bloqueo en Guatemala hay
un altar erigido a una Virgen que según
ellos “se les apareció”, invitándolos a las personas a no quitar el bloqueo
hasta que cierren una mina, y allí están… esperando que la Mina cierre o que la
Virgen les de otras instrucciones, lo que pase primero.
¿Y si invertimos en nuestra gente
para que no busque oportunidades en otros países? Si tenemos un país con oportunidades,
no habrá necesidad que existan tantas familias destruidas por la separación debido
a que los padres, madres o los hijos se van a otros países buscando mejores
oportunidades; la remesa familiar es una factura cara de pagar para el país
exportando a nuestros hermanos para que hagan un trabajo de mano de obra no
calificada y no se diga para las personas a quienes esta factura se les vuelve
una fractura emocional por una familia que nunca vuelve a ser la misma.
Guatemala no es un país pobre, es
un país empobrecido por personas escudadas en instituciones públicas, privadas
y ONG´s que de manera espuria han aprovechado nuestra débil institucionalidad, nuestra
falta de valores y el bajo nivel de entendimiento de nuestra población (sobre
todo rural), convirtiéndolos en “soldados” de un ejército de manifestantes a
los que al final, para estos falsos redentores simplemente significan
un medio para cumplir sus intereses
personales –sobre todo económicos- que por cierto, jamás van de la mano de una
paz y progreso, ya que la única manera de satisfacerlos es vivir de un
conflicto inútil.
Los falsos líderes cumplen a
cabalidad la triste historia de la
gallina de huevos de oro, incitando a una
población ávida de oportunidades tal y como el cuento nos dicta: “Es demasiado tiempo, estoy cansado de
esperar. Está claro que nuestra gallina tiene dentro muchos huevos de oro.
¡Creo que tendríamos que sacarlos ahora! “, intentando sacar del país
funcionarios, empresas y cualquier medio de producción que puede significar los
medios reales para ser el país que merecemos: un país rico y con oportunidades bien aprovechadas. Salvemos a nuestra gallina de
huevos de oro, ¡Salvemos a nuestra Guate!