lunes, 21 de diciembre de 2015

¿Es la Responsabilidad Social deber exclusivo de las empresas?

          De acuerdo a Milton Friedman a finales de los años 60´s no, ya que según él,  una empresa que maximiza sus beneficios actuando en el marco de la ley y las normas éticas intrínsecas a la economía de mercado, cumple con todas sus responsabilidades morales y sociales y no tiene por qué atenerse a ningún otro tipo de limitación o exigencia. Aparte, aduce que si los funcionarios corporativos desean hacer obras benéficas a su sociedad, deben de hacerlo de manera personal y gastando su propio dinero, tiempo o energía, y no el dinero de sus empleadores o el tiempo o la energía que por contrato se ha comprometido a dedicar a los objetivos de su empresa.

Sin lugar a dudas no deja de tener la razón, pero parcialmente, ya que el ejecutivo corporativo está en toda la libertad de poder apoyar personalmente a su familia, limpiar su conciencia, satisfacer sus sentimientos de caridad, participar en su iglesia, sus clubes, su ciudad, su país, etc. Y todo esto, no debe de ser a través de los insumos de la empresa, sino de él mismo.
El conflicto se deriva a que si un ejecutivo corporativo se siente con la obligación de apoyar a su comunidad bajo el “paraguas” de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) y peor aún, si el mismo usa la RSE como medio para beneficiar a grupos sociales puntuales bajo la discrecionalidad que un cargo empresarial le pueda brindar. La RSE se basa en diálogos participativos con los stakeholders (grupos de interés) de la empresa, llegando de una manera consensuada y en colaboración a una estrategia de apoyo al desarrollo, donde cada uno expone sus necesidades y expectativas hacia la empresa y así, llegar a una estrategia de relacionamiento basada en los intereses de la empresa y sus stakeholders, evitando así prácticas filantrópicas con intereses definidos por parte de algún funcionario del Estado o un ejecutivo corporativo.
La posición hacia la RSE de Friedman se debe analizar desde el punto de vista del tiempo en que él vivió, ya que en el Siglo XXI las condiciones de mercado, perspectivas y expectativas del cliente y legislación han cambiado considerablemente. Por ejemplo, en la definición básica de la RSE en su primera parte dicta ser: “una cultura de negocios basada en principios éticos y firme cumplimiento de la ley, respetuosa de las personas, familias, comunidades y medio ambiente”; esta parte no riñe con el concepto de Friedman, ya que por concepto, la RSE promueve el respeto a las leyes y compromisos con sus stakeholders. La segunda parte de la definición básica de la RSE establece que: “contribuye a la competitividad de las empresas, bienestar general y desarrollo sostenible del país” y he aquí la diferencia de concepto.
La finalidad básica de una empresa de carácter lucrativo es generar utilidades y al no hacerlo, cae en una gran irresponsabilidad. Cualquier colaborador de una compañía debe velar por los intereses y competitividad de su empresa y en el Siglo XXI, tanto clientes como stakeholders de una empresa buscan una actitud proactiva por parte de las empresas, compañías preocupadas por el respeto al Medio Ambiente, comunidades y firme cumplimiento de sus responsabilidades hacia la sociedad. Una empresa responsable añade valor a sus mercancías e imagen de marca, lo que hace más atractivos sus productos y representa una ventaja competitiva de vista hacia su competencia.
Practicar la RSE evita conflictos con los stakeholders y por ende pérdidas en los negocios y al contrario, hace más rentable a las empresas reduciendo el índice de rotación de personal, promueve lugares de trabajo más sanos, facilita créditos bancarios,  reduce su impacto ambiental, mejora imagen de las empresas y sus marcas, facilita la entrada a mercados extranjeros reduciendo la posibilidad de barreras no arancelarias entre muchas otras cosas y eso, es ser competitivo en el mercado.
Debido a lo anterior, Friedman se quedó corto en su crítica a la RSE, ya que no la tomó como herramienta esencial para ser competitivo de cara a las percepciones y expectativas de los clientes de hoy en día.
Con base a lo anteriormente expuesto, es una responsabilidad de la empresa generar utilidades, ser rentable y competitiva, por lo que la RSE como estrategia empresarial, es válida y en algunos casos, hasta obligatoria.
Ahora, ¿la responsabilidad social es un tema exclusivo de sólo las empresas?, la respuesta es no. La responsabilidad social esencialmente es tarea de todos. Tanto empresa como instituciones de Estado y población deben de trabajar en conjunto en búsqueda de un desarrollo integral, el cual beneficie a la sociedad en general, facilitando a la inversión privada, una mejor educación y salud que represente una oferta laboral más sólida y crítica, transformándose en  una sociedad exigente con sus autoridades locales y empresas, representando un mercado atractivo y con poder de adquisición que fomente el comercio.
El eje central del desarrollo es la persona en sí misma. El cambio y el progreso vienen de todos los integrantes de una sociedad, enfatizando en sus propios comportamientos, actitud, conocimiento, creatividad y compromiso. Cada quien debe forjar un futuro donde las empresas y el Estado deben de ser actores en su desarrollo, vehículos que faciliten sus logros profesionales y personales y no los responsables absolutos de su progreso. El trabajo, educación y valores inculcados en los hogares y  transmitidos de generación en generación son los motores para el desarrollo de una sociedad; una persona no debe albergar la esperanza que  alguien más debe de ser el responsable de su desarrollo ya que así, lo único que se puede esperar es subdesarrollo, pobreza y un cultivo de conflictos sociales que en muchos de los casos, son provocados directamente por personas y/u organizaciones que inescrupulosamente viven del conflicto y atención, viven económicamente ¡muy bien!

La Responsabilidad Social es una tarea ardua en conjunto, cuya fórmula de éxito se basa en un ejercicio de participación ciudadana y compromiso de trabajo de manera programática y sostenible. Los responsables de la misma son las personas, el Estado y la iniciativa privada –en ese orden de jerarquía – y cuyos resultados en su mayoría, se ven reflejados al mediano y largo plazo.

jueves, 15 de octubre de 2015

Los desafíos de la RSE y su evolución


               La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) se puede definir como la respuesta estratégica de la empresa hacia las expectativas de los sectores con los que ella se relaciona de manera interna y externa en materia de desarrollo de sus grupos de interés (stakeholders), entre los cuales destacan en el público interno los colaboradores, y de manera externa, las autoridades locales, la comunidad que le rodea y por último, el Medio Ambiente; todos estos de manera constante en el tiempo.
La evolución de la RSE ha consistido desde sus inicios -en la primera mitad del siglo XX-  en la participación voluntaria de las empresas en temas relacionados con el bienestar de la  comunidad con que se relaciona, enfocándose principalmente -en esos tiempos- en ayudas filantrópicas puntuales, sin una visión a largo plazo ni una cobertura de beneficio considerable.  En la segunda mitad del siglo XX, la comunidad en general comenzó a tomar conciencia sobre la capacidad del sector empresarial para influir y solucionar los problemas sociales al reconocer los daños y riesgos que con su actividad ocasionaba en el entorno; esto generó una presión para que el Estado interviniese imponiendo normas con el fin de proteger los intereses públicos y al Medio Ambiente.  A raíz de lo antes expuesto, tanto empresa, como Estado y  sociedad se han ido interrelacionando, de tal manera que cambiaron sus roles tradicionales hacia actuaciones en las que las demandas de los distintos stakeholders se enfocan en  cambios en los valores sociales, criticando al orden social existente e implicando nuevas exigencias sociales a las empresas.

Así pues, la RSE ha pasado desde sus comienzos a la fecha, de ser una filantropía tradicional a una relación en la cual las empresas y las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) empiezan a pensar en cómo pueden interactuar para generar un valor agregado y un impacto social positivo en el país o la comunidad.  Con esta nueva realidad, las empresas tienen que evolucionar en el concepto de RSE y migrar hacia nuevos tipos de relaciones que van mucho más allá de la pura filantropía y que más bien se centran en interacciones y alianzas entre diferentes sectores de la sociedad.

La evolución de la RSE ha hecho a la sociedad en general entender que la empresa no contribuye al cuidado del medioambiente a través del pago de impuestos al Estado y  de la generación de riqueza y trabajo en el mercado; Por lo contrario, la RSE tiene múltiples campos de actuación en los que destacan la acción social, la acción medioambiental, la conciliación de la vida laboral y familiar, cumplimiento de los Derechos Humanos, involucramiento de su personal en actividades de voluntariado y el cumplimiento en la elaboración de memorias de labores y/o  reportes de sostenibilidad periódicos que denoten el impacto que sus  actividades producen en sus stakeholders y la comunidad con la que se rodea y relaciona.

La tendencia de las acciones de RSE con proyección al futuro, deberán tomar en cuenta las siguientes características, las cuales denotan una sociedad más consciente y exigente en la forma de interactuar de las empresas con su entorno y los servicios y/o productos que ofrecen:

1. La exigencia de mayor equilibrio entre trabajo y familia para sus colaboradores: La RSE debe promover una cultura que ponga a la familia de los colaboradores en el centro, para lograr un mayor equilibrio con el trabajo. Es una estrategia rentable el preocuparse que los colaboradores no  descuiden tiempo de dedicación a su familia; fomentar espacios de recreación y ocio donde participe su núcleo familiar; hacer participar a la familia en planes de formación y capacitación, manejo de conflictos en la pareja y los hijos, salud, eventos culturales, deportivos y actividades recreativas; brindarles alguna atención en eventos o días especiales, etc.  Como lo expone Veneet Nayar en su libro “Employees First, Customers Second” (Colaboradores primero, Clientes segundo) el cliente no es lo más importante, los colaboradores son lo más importante, al cuidar de los colaboradores, ellos cuidarán del cliente como propio.

2. La presión de los consumidores responsables y de la opinión pública: El consumidor responsable hace uso de su poder en la adquisición, el uso y la disposición de servicios y/o para comunicar a las empresas su deseo de minimizar o eliminar efectos dañinos y maximizar el impacto positivo de sus decisiones de consumo a largo plazo.

3. El respeto a los Derechos Humanos: Los Derechos Humanos de los trabajadores en primera instancia están directamente vinculados con las buenas prácticas de RSE, entre los cuales se pueden citar las condiciones de trabajo, la protección social, el derecho a una remuneración justa, el diálogo social, la salud y la seguridad en el trabajo, el derecho a respirar un ambiente sano, la formación en el puesto de trabajo, igualdad de oportunidades para todos y el derecho a la conciliación de la vida familiar y personal, entre otros.  En este sentido, es también imperativo el respeto a los derechos de los miembros de todos los grupos de interés bajo la misma premisa en que se vigila el cumplimiento de los de los colaboradores.

4. La pérdida de confianza: La confianza de los clientes, proveedores y stakeholders se ha convertido en una clave de negocio para todos los sectores; la pérdida de confianza puede tener repercusiones directas negativas en la operación constante de una empresa, por ejemplo, puede reducir la fidelidad de los clientes, el compromiso de los colaboradores, la calidad de los proveedores y la disponibilidad de recursos económicos de los inversionistas. En este sentido, la transparencia es la estrategia más adecuada para generar confianza entre los grupos de interés, promoviendo el diálogo como medio de implementación y fortalecimiento de relaciones que pueden convertirse en una ventaja competitiva de cara a la competencia de mercado, buscando un beneficio mutuo entre empresa y stakeholders.

5. La demanda por políticas de equilibrio y cuidado al Medio Ambiente: Es recomendable que las empresas –sin importar su tamaño o giro de negocio- puedan suscribirse voluntariamente a tratados y convenios  en los que se comprometen a llevar a cabo acciones para  frenar el desgaste ecológico, por ejemplo, la realización de reciclaje, capacitación comunitaria en prácticas que conciernen a comportamiento en casos de emergencias, manejo adecuado de residuos químicos en la tierra y recursos hídricos, evitar la quema de combustibles, contribuir a la reforestación, aprovechar la obtención de energía a través de recursos renovables, entre otros.

Así pues, la evolución de la RSE va más allá de la estrategia o de las acciones de los altos mandos de la organización; en la realidad, para que una empresa sea responsable deben serlo también sus colaboradores, sus proveedores, sus clientes y todos sus grupos de interés, de esta forma, en sinergia entre todos los grupos de interés, se podrá afirmar que una empresa cumple plenamente los principios de la RSE y no así, cuando esta se aplica de forma unilateral o de forma no generalizada entre todos éstos.

En muchas partes del mundo -incluyendo Latinoamérica-  los clientes (principalmente los nacidos a partir de 1980), los pequeños inversores, las sociedades civiles y otros sectores, exigen que se materialice en prácticas concretas y se profundice la implementación de la RSE por parte de todas las empresas. Así mismo, parte de esta exigencia de dichos sectores se traduce en que premiarán o castigarán cada vez más a las empresas según su comportamiento en este plano fundamental.

martes, 25 de agosto de 2015

La RSE, factor clave para la prevención de la corrupción


La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es una estrategia eficaz que no sólo beneficia a la empresa que la implementa sino que también repercute de manera positiva en la sociedad, pues contribuye a que las empresas implementen políticas, procedimientos y sistemas de control bajo principios éticos y transparentes; de esta cuenta, la RSE no debe concentrarse exclusivamente en políticas sociales, filantropía, actividades de voluntariado y vigilancia del respeto del Medio Ambiente, sino también en una contribución activa en la prevención de prácticas de corrupción lesivas a un país y desestabilizadoras a la libre competencia.

Así pues, la RSE promueve una cultura de negocios basada en principios éticos y en el firme cumplimiento de la ley implementando la transparencia y la rendición de cuentas como factor principal para reforzar la lucha contra la corrupción. Debido a esto, una empresa socialmente responsable, no debe dar lugar a ninguna estrategia que evada el pago de impuestos ya que estos, son a su vez, una conexión entre la empresa y la sociedad.

En este punto, es importante para las empresas considerar la diferencia entre legalidad y legitimidad, siendo esta diferencia un hilo fino que separa a la competitividad y la sostenibilidad de las grandes ganancias a corto plazo con daño permanente en la imagen de la empresa, su marca y su reputación tanto corporativa como la de sus colaboradores; un ejemplo de esto es una la estrategia que algunas empresas grandes emplean para reducir costos fiscales tales como registrarse en regímenes a los que por su naturaleza y giro de negocio no pertenecen con el fin de pagar una menor tasa de impuestos, por otro lado, las PYMEs no tienen esa “libertad” de maniobra, por lo que pagan en impuestos un mayor porcentaje que las grandes empresas reduciendo significativamente sus utilidades e incluso, en ocasiones orillándolas a quebrar o en el menos grave de los escenarios, a pasarse a sectores informales de la economía.   Así pues, esta es una clara muestra de que al final, las empresas pueden actuar en el marco de la ley pero esto no significa que sea legítimo para el resto de la sociedad pues inevitablemente, esta situación concluye en menos recaudación al fisco y por ende, menos oportunidad de desarrollo a la sociedad por medio de oportunidades de crecimiento de sus propios pobladores.  

En este punto, el argumento que las grandes empresas dan oportunidad de trabajo a gran cantidad de miembros de una sociedad en necesidad, no justifica que el Estado y sus funcionarios se vuelvan cómplices de un enriquecimiento ilegítimo que al final erosione la base fiscal amenazando con alterar la estabilidad política y sistema fiscal de un país en general.  Así pues, es importante resaltar que esta evasión del pago de impuestos, además de afectar a la recaudación nacional, también lesiona la competencia leal. Por esta razón se debe insistir en el compromiso del cumplimiento de las obligaciones fiscales para todas las empresas pues dicha evasión fiscal o la obtención de ventajas tributarias como la expuesta anteriormente, permiten tener más medios a las empresas defraudadoras frente a las empresas que cumplen rigurosamente con sus obligaciones fiscales.

Dado que la RSE es de carácter preventivo más que reactivo, las estrategias enmarcadas en programas de cumplimiento juegan un importante rol para la prevención de los riesgos de corrupción y fortalecen la consciencia del cumplimiento normativo de la empresa, haciendo necesario introducir reglas específicas que permitan prevenir dentro de la empresa la realización de conductas corruptas, facilitando la existencia de protocolos adecuados de prohibición de recibir o entregar cualquier tipo de contraprestaciones, incumpliendo las normas internas de ética.

De tal manera, las empresas haciendo uso de estrategias de comunicación y del cumplimiento de Derechos Humanos, deben facilitar canales de denuncia que permitan por un lado, la posibilidad  que cualquier colaborador de la empresa pueda denunciar de forma confidencial cualquier incumplimiento por parte de otros miembros de dicha empresa y por otro lado, ofrecer la posibilidad de que terceros (proveedores, grupos de interés, población en general) también puedan comunicar incumplimientos de las normas o bien, conductas ilícitas o ilegales.

La transparencia corporativa debe ser una política de Gerencia General de una empresa, con el objetivo de informar a la sociedad sobre sus actividades comerciales y financieras, su gestión, sus resultados y su aporte a la sociedad a través de la RSE; así también, el Código de Ética es una herramienta indispensable para toda empresa, sin importar su tamaño o naturaleza, pero más que su existencia misma, es imperativo que dicho código sea de conocimiento, respeto y cumplimiento obligatorio para todos los miembros de la empresa (incluyendo proveedores) y por ende, su incumplimiento deberá ser castigado de manera inmediata por parte de la gerencia de la empresa.

Con el objetivo de lograr un sistema de transparencia para la prevención de la corrupción, es importante que se dé información a través de distintos canales de comunicación (memorias de labores, reportes de sostenibilidad y página web corporativa por excelencia) de aquellas instituciones públicas con los que la empresa tenga relaciones mercantiles y comerciales.

De tal manera, es evidente que el combate a la corrupción no es responsabilidad únicamente de las empresas y el Estado, sino también involucra a toda la sociedad de forma activa siendo vigilante de sus propios intereses y tajante en el rechazo del consumo de productos de dudosa procedencia, empresas con mala reputación y funcionarios sin un comportamiento ético de acorde a la confianza que un país les ha depositado.

sábado, 11 de julio de 2015

La RSE como mecanismo de prevención de desastres naturales


La práctica de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es un deber tanto interno como externo de la empresa, el cual se centra en tener la conciencia y responsabilidad de sus actividades, tanto positivas como negativas hacia sus grupos de interés (stakeholders); esta conciencia se centra en el impacto de dichas actividades alrededor de tres ejes: social, económico y medioambiental, creando un equilibrio entre los mismos que resulta vital para el desarrollo legítimo y continúo de las actividades de la empresa y así, generar utilidades y por ende desarrollo a la sociedad.

La importancia de la práctica responsable medioambiental a través de la RSE se debe principalmente a los efectos que las industrias han causado sobre el impacto ambiental; estas repercusiones han impulsado en la conciencia de los empresarios un mayor énfasis en el  comportamiento ético, para encargarse correctamente de los desastres ambientales causados principalmente por el calentamiento global, el cambio climático, la deforestación y la contaminación.

La  clave para  una adecuada gestión medioambiental es la prevención y no la reacción; es bien sabido que la RSE procura el desarrollo sostenible, el cual, en relación con el medio ambiente se centra en el uso racional de los insumos naturales sin comprometer su disponibilidad para las próximas generaciones.  El uso de estos insumos puede empezar desde pequeñas prácticas que a gran escala producirán grandes resultados.  

De manera interna se puede señalar  la minimización en el uso del papel, el uso eficiente de la energía eléctrica y el consumo de insumos con sellos de producción amigable con el medio ambiente a nivel general, así también, es de gran y obvio impacto el manejo adecuado de insumos, producción y la descarga de residuos de la empresa hacia el medio ambiente. Adicionalmente, las empresas practicantes de RSE pueden apoyar de forma externa en la organización comunitaria y capacitaciones a grupos de interés en temas de cuidado medioambiental y planificación para el manejo de emergencias. 

En materia de organización comunitaria y capacitación, la empresa debe de empezar por trabajar en conjunto con los comités comunitarios, quienes de manera autónoma y voluntaria, deben convocar a su comunidad y concientizarla sobre la importancia del tema y comunicar que junto a la empresa se organizarán, formarán y capacitarán redes y/o brigadas de personas encargadas de actuar ante una emergencia o desastre.

En este sentido, el papel de la empresa puede empezar con una donación en especie (nunca en efectivo) de artículos indispensables para tener las unidades de prevención; posteriormente, debería buscar la asociación con instituciones gubernamentales con capacidad instalada en la región y/u Organizaciones No Gubernamentales (ONG) reconocidas en este tipo de situación, de esta forma se demuestra que la empresa reconoce la legitimidad de la institución y su conocimiento en la materia y que está dispuesta a entregarle recursos para que la ayuda sea más efectiva. Por último, la empresa debería capacitar y mantener un monitoreo constante a los grupos especializados y la comunidad en general, esto es con el fin de estar en alerta para cualquier eventualidad e implementar un sistema de gestión para la reducción de riesgo de desastres.  Es bien sabido que la RSE no sólo se ocupa de las comunidades externas a la empresa, por ello, también es importante contar con un plan de emergencias dentro de la organización y la institución de brigadas dentro de la misma con lo cual, se garantiza la protección de su público interno (colaboradores).

En relación a  contaminación industrial e impactos negativos al medio ambiente generados por las empresas, podemos citar muchos ejemplos “enigmáticos” que forman parte de la historia mundial y que son reconocidos inmediatamente por la mayoría, tal es el caso de los accidentes  nucleares de Chernóbil (1986) y Fukushima (2011), los derrames petrolíferos de Exxon Valdez (1989) y en el Golfo de México (2010) y el derrame de Bophal (1984); en todos los casos, la falta de ética empresarial sumada al error e irresponsabilidad humana han causado terribles desastres ambientales llevando a generar cambios y a definir nuevos protocolos empresariales, todo ello con el único objeto de evitar que la catástrofe se repita.

Es un hecho que todo ser vivo tiene un impacto hacia el medio ambiente; por ende y por añadidura, toda empresa deja una huella en el ambiente. A lo largo del tiempo, los años han sido testigos de la evolución de la valoración empresarial hacia el medio ambiente, el desprecio por parte de la sociedad hacia a la actitud defensiva ha evolucionado hacia la aceptación y al reconocimiento de la necesidad de un adecuado desempeño ambiental para enfrentar los retos de la competencia, las crecientes exigencias de los consumidores y garantizar el éxito futuro de la empresa.  Por lo anterior, en conjunto las empresas, la sociedad civil y el gobierno deben de velar por un control adecuado sobre los impactos de las actividades, productos y servicios que las mismas empresas ofrecen.  Es por ello, que es cada vez mayor el número de empresas (sin importar su tamaño) que han establecido o están en vías de establecer una política ambiental acorde a los requerimientos de su actividad y a las expectativas de la sociedad.

Entonces, ¿Cómo se puede evitar la contaminación industrial? El papel del gobierno debe de centrarse en procurar generar las condiciones económicas, legales y sociales para que las empresas generen utilidades y por ende, trabajo y desarrollo en donde operan; todo ello con un adecuado control del impacto ambiental que las actividades de la misma causen, lo cual se logrará por medio de una legislación cada vez más exigente hacia los controles medioambientales y hacia el control de la corrupción.  De tal manera, la empresa debe de cumplir sin falta la legislación pertinente y los compromisos hechos a la sociedad por medio de los Estudios de Evaluación de Impacto Ambiental y Social (EEIAS) y evitar tragedias que pueden caer en ecocidios con consecuencias irreversibles a la naturaleza y a la vez, a su reputación y rentabilidad.  Por su parte, la sociedad civil, por medio de organizaciones que velen por el respeto el desarrollo sostenible, es responsable de velar a su vez porque este control se haga sin intereses perversos que lo único que generan es conflictividad social que a su vez genera un enriquecimiento ilegítimo de sus pseudo líderes, quienes se aprovechan de la ignorancia en el tema de sus simpatizantes y crean una conflictividad social con consecuencias negativas para todo un país ya que no dejar operar a las empresas (que normalmente es la solución que dichos pseudo líderes ambientalistas proponen) no necesariamente es la solución para evitar la contaminación, es bien sabido que se puede lograr que la empresa opera de forma ambientalmente responsable siendo este un escenario en donde todas las partes interesadas ganan: la comunidad, no solo por la generación de empleos directos e indirectos sino también con la inyección económica que representa la operación de la empresa en la localidad, el país en general, con los proyectos de desarrollo (de infraestructura y social) que el gobierno central pueda ejecutar con los impuestos que la empresa pague, las organizaciones ambientalistas, quienes, si su interés genuino es garantizar el aprovechamiento responsable de los recursos naturales, podrán estar tranquilos sobre la certeza que esta premisa está siendo cumplida y de esta forma, se garantiza la operación de la empresa en un escenario de armonía con la comunidad, el gobierno, y el medio ambiente

Así pues, queda claro que la RSE no es la solución a la deforestación, la contaminación, la extinción de especies animales ni de cualquier otro desastre natural producido por el hombre, pero definitivamente sí puede resultar clave para la prevención de dichos desastres. La solución está en todos y cada uno de los miembros de la sociedad, quienes con base a educación, valores y decisión, deben de anteponer el bienestar de las próximas generaciones a sus propios intereses actuales.

martes, 9 de junio de 2015

La relación de la empresa con sus proveedores, un factor clave en la gestión empresarial

La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) adoptada como una estrategia competitiva de negocio, reconoce a los proveedores como parte de su cadena de valor y un stakeholder (actor de interés) que hay que tener presente en todo momento.

La naturaleza de la RSE es multiplicadora, debido a que la organización que la practica (sin importar su tamaño, razón social y giro de negocio) ejerce o influye en sus proveedores en el desarrollo de programas que tiendan a mejorar su desempeño en materia de RSE a través del concepto de ganar –ganar. Es de suma importancia denotar que la responsabilidad del producto/servicio final recae en la empresa contratante, por lo que cualquier problema con los stakeholders y cliente final puede afectar la reputación de la empresa contratante, cuando en algunas ocasiones, puede ser responsabilidad del proveedor.

En la actualidad la transparencia y  normalización de los aspectos de la gestión empresarial se ha extendido más allá de las cuestiones relativas a los costos, la calidad, y más recientemente la gestión ambiental. Cuestiones como los impactos del cambio climático en el negocio, las condiciones laborales de los empleados de proveedores o el respeto a los Derechos Humanos, son tomados en cuenta de una manera importante a lo largo de toda la cadena de valor de las empresas.

Cada vez es más habitual que las empresas tengan unos criterios de homologación de los proveedores con los que van a trabajar. A la hora de establecer dichos criterios se pueden tener en cuenta diversos factores relacionados con la Responsabilidad Social. La implementación de requisitos sociales, ambientales y éticos para los proveedores no debe basarse en el control unilateral de la relación comercial por parte de la empresa contratante, sino que exige la participación de todas las partes interesadas en todos los aspectos del proceso. La adaptación de las empresas proveedoras a los estándares solicitados por las empresas clientes debe ser fruto de un proceso de diálogo y de trabajo conjunto.

Las empresas practicantes de RSE deben de basar sus relaciones con sus proveedores en confianza y transparencia mutua, alineando sus políticas de RSE de manera conjunta, ya que los proveedores son tan importantes como los clientes mismos ayudando a mantener el equilibrio en sus cadenas de valor. La selección de proveedores debe responder a criterios de compra responsable, tanto éticos como sociales y ambientales dando prioridad a aquellos proveedores que promuevan el comercio justo, el cuidado del medio ambiente y el respeto por los Derechos Humanos entre otros.

Para poder lograr una relación ética y de confianza con los proveedores,  es necesario gestionarlos adecuadamente y para este fin, existen muchas “buenas prácticas” tales como:

·         Comunicación abierta: Así se conocerán sus expectativas, su  evaluación sobre la relación y conocer sus avances en temas de RSE.

·         Reglas claras: definir qué se espera de los proveedores y qué pueden esperar ellos de la organización, es importante tener un protocolo tal como un código de ética como una política definida de compras.

·         Constante capacitación: ofrecer capacitaciones en gestión, liderazgo y RSE entre otros.

·         Evaluación constante: Análisis considerando la calidad de productos o servicios, cantidad de devoluciones, entrega oportuna, capacidad de reacción ante problemas, relación personal, entre otras, con el fin de ofrecer una mejora continua de manera bidireccional.

·         Transparencia en adjudicaciones y proceso de licitación: Es una forma de evitar que las licitaciones sean adjudicadas siempre por los mismos proveedores, posibilidad de corrupción y problemas de reputación.

·         Auditorías constantes: Con el fin de  revisar que los procesos se estén cumpliendo,  ofreciendo la posibilidad a los proveedores de presentar reclamos en caso de no estar de acuerdo con el actuar de la organización, así como de constatar por parte de las empresas contratantes que los proveedores no incurran en delitos legales y/o morales.

Las empresas deben de contar con políticas de compras así como con políticas de RSE claras, definidas y en práctica, ya que una empresa no puede exigir a un proveedor lo que no puede cumplir ella misma, especialmente en prácticas responsables; de nada sirve que nuestra empresa tenga un plan de RSE muy desarrollado, cuando sabemos que en un eslabón de la cadena de valor,  la situación es muy distinta.

Las relaciones con proveedores son importantes para la gestión de riesgos y desde un punto de vista de reputación, por lo que es un trabajo en conjunto con un solo fin: ofrecer un servicio/producto que fidelice y satisfaga al cliente, sin comprometer la legalidad en las operaciones de la empresa y los recursos, dignidad y Derechos Humanos de todas las personas que forman parte de la cadena de valor de la empresa.

jueves, 9 de abril de 2015

Los matices de la RSE en el ámbito internacional

Recientemente la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha definido la Responsabilidad Social Empresarial (RSE)  como "el reflejo de la manera en que las empresas toman en consideración las repercusiones que tienen sus actividades sobre la sociedad, y en la que afirman los principios y valores por los que se rigen, tanto en sus propios métodos y procesos internos como en su relación con los demás actores”.

A nivel internacional, los métodos y procesos internos pueden englobarse y homologarse haciendo sus respectivas adaptaciones a la legislación y a la cultura corporativa de cada país; la diferencia se enmarca principalmente en la relación con la cultura y el desarrollo de sus propios actores, tanto internos como externos.
En Latinoamérica es muy común que se relacione la RSE con prácticas filantrópicas, lo que por concepto general, concluye que la RSE está poco desarrollada, delimitando la generalización de comportamientos responsables y las condiciones que se dan para incentivar a los grupos de interés o actores de las empresas. Es importante considerar que la gran mayoría de las empresas latinoamericanas son micro, pequeñas y medianas (y en muchos casos de corte familiar), las cuales no tienen como prioridad, la práctica de la RSE; por otro lado, en el aspecto positivo, en la mayoría de países latinoamericanos existen organizaciones empresariales que promueven la RSE, lo que ha generado un creciente interés de la sociedad civil y una evolución de las prácticas filantrópicas a estrategias de RSE; sin embargo, sin duda aún falta mucho camino por recorrer.

Debido a que en Latinoamérica la mayoría de países pertenecen al sector de países en vías de desarrollo, en muchos casos las expectativas de los actores son al final, solicitudes de ayuda a las empresas, las cuales -como resultado de su tradición filantrópica- terminan adoptando prácticas de naturaleza asistencialista, lo que termina en una discusión acerca del alcance y los límites de las obligaciones de las empresas y las del Estado, así como fortalece la idea del concepto de RSE como sinónimo de obligación de resolver los problemas de la sociedad (Se debe puntualizar que la RSE es completamente voluntaria).  De tal manera, es común conocer proyectos de RSE implementados en Latinoamérica, enfocados en apoyo a la educación pública, infraestructura, sector salud y gobernanza local, dejando en un segundo plano el cuidado del Medio Ambiente.
Las políticas de RSE deben de consolidarse con ejercicios de participación ciudadana, con el fin de hacer sentir a la sociedad que es tomada en cuenta y a la vez, evitar dar la impresión que se está sustituyendo al Estado en sus obligaciones con el fin que las empresas sean un actor, más que un gestor del desarrollo de la sociedad.

De tal manera, se puede concluir que en Latinoamérica, la RSE puede ser un instrumento de desarrollo de la sociedad, de cohesión social y de estabilidad política, lo que significa a su vez, que las organizaciones deben de analizar y cuidar la sostenibilidad de sus programas, ya que se corre el riesgo de crear dependencia de la sociedad hacia la empresa, lo que sin duda representa un riesgo para la sociedad ya que cuando la empresa por los motivos que sean, deje de “prestar esos servicios adicionales” a la comunidad, dejará un gran vacío y probablemente, una fuerte desestabilización.
Por otro lado, la RSE tiene una aplicación diferente en Europa, es sabido que ellos cuentan con políticas supranacionales bastante bien establecidas a nivel europeo en los campos de salud, bienestar, medio ambiente, prácticas laborales, etc.  Adicionalmente, sus economías son maduras y tienen un territorio más reducido, tienen dependencia a las materias primas, cuentan con buena infraestructura social, el Recurso Humano es más capacitado, los servicios públicos son relativamente eficientes y las empresas trabajan en conjunto con el Estado; en otras palabras, la cultura y las necesidades son diferentes a las de Latinoamérica y eso hace que las estrategias de RSE puedan y deban ser diferentes.

Por lo anterior, en Europa las empresas tienden a hacer menos donaciones directas a las comunidades, dedicándose más a apoyar actividades deportivas y de cuidado de Medio Ambiente (por razones de productividad); de tal manera, sus formas de patrocinio se centran en ayudas puntuales a fundaciones y la cultura de voluntariado corporativo de apoyo es mucho menor que en Latinoamérica.
Recientemente la compañía de inversión sostenible ‘Robecosam’ ha elaborado un ranking de los países que más apuestan por la sostenibilidad, los resultados muestran la siguiente clasificación: En los primeros lugares Suecia, Australia, Noruega, Reino Unido; en la media de la tabla Estados Unidos, México, España e Italia; en la parta baja destaca Venezuela y Nigeria.

Por otro lado, de acuerdo a la lista de  “The World´s Most Admired Companies” (2013), estas son las empresas más admiradas en RSE:

1.       Marriott International (Hoteles)
       2.       Starbucks (Café)
       3.       Whole Foods Market (Alimentos)
       4.       Royal Dutch Shell (Hidrocarburos)
      5.       CH2M Hill (Consultoría)
       6.       Nike (Ropa deportiva)
       7.       Nestlé (Alimentos y bebidas)
       8.       Walt Disney (Parque de diversiones)
       9.       Statoil (Hidrocarburos)
      10.    Wyndham Worldwide (Hoteles)
 
Así pues, es bueno recordar que la RSE aparte de ser un instrumento de desarrollo, es también una estrategia de negocios rentable,  por ejemplo en cuestión de percepción e imagen de marca con los clientes, por lo que no es de extrañar que las empresas con mayor índice de proyección social sean todas conocidas a nivel mundial.

martes, 3 de marzo de 2015

Toma tu pala y sígueme. El espíritu del voluntario y la RSE


La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) como una cultura de negocios, busca crear condiciones propicias a una empresa para ser rentable, con base a un respeto a las personas, cultura y recursos de la comunidad a la cual ejerce influencia directa e indirecta procurando su desarrollo sostenible, el cual redunda en una operación continua, mano de obra calificada, un mercado más interesado en sus productos y un entorno favorable para su accionar.
Una herramienta de relacionamiento comunitario utilizada por la RSE es el voluntariado corporativo, el cual busca fortalecer y extender el trabajo social, ofreciendo a los colaboradores de las empresas una alternativa de participación para canalizar sus inquietudes personales y solidarias. Cada colaborador se transforma en embajador de la empresa, el cual con orgullo puede ser parte de los programas de RSE de la compañía, en algunos casos conocer el entorno donde opera su empresa y trabajar, mano a mano, sin distinción de jerarquías, colaboradores y comunitarios, en búsqueda de un solo objetivo: trabajar juntos para la creación de mejores condiciones con el fin que cada quien, busque la oportunidad de prosperidad con base a su propio esfuerzo.
Usualmente las empresas que practican RSE, están comprometidas desde la misma Gerencia General a apoyar todas las acciones necesarias para la implementación de la misma; tanto de manera interna como externa. De manera externa considerando los intereses de sus stakeholders, así como de manera interna respetando los derechos de sus colaboradores e incentivándolos a hacer mejores prácticas laborales, entre las cuales están el uso responsable de los recursos y entre otras, practicar jornadas de voluntariado corporativo. El reto del voluntariado corporativo es involucrar e incentivar a los colaboradores (especialmente a los jefes) a participar en las actividades, ya que esto significa un cúmulo de trabajo pendiente para el día siguiente – no olvidemos que la naturaleza de la actividad es la propia voluntariedad-. En algunos casos se ofrecen pines que los distingan como voluntarios (los cuales los portan con mucho orgullo) y en otros casos, una puntuación extra para su evaluación de desempeño, la cual es útil para ascensos u obtenciones de bonos económicos por obtención de metas. Los incentivos pueden ser tan diversos como la creatividad de quienes promueven los voluntariados en las empresas.
En caso que las empresas interesadas en esta práctica no cuenten con programas de inversión social propios, pueden abocarse a Organizaciones No Gubernamentales (ONG´s) que promueven el voluntariado y a formar parte del mismo.
Existen tantos tipos de voluntariado como ONG´s que practican esta forma de ayuda, siendo entre los más comunes la construcción de escuelas y/o casas de habitación. En este caso, voluntarios, comunitarios y muy importante, los beneficiarios, ayudan a pintar, remozar y limpiar (entre otras tareas) la infraestructura que se está construyendo.
No todos los programas de voluntariado tienen que ver con construcción, existen los de ayuda al medio ambiente (siembra de árboles, limpieza de calles y recursos hídricos, etc.), acompañamiento a personas mayores en asilos, ayuda a personas con capacidades diferentes y capacitación profesional. La capacitación profesional puede ser el involucramiento de profesionales que laboran en la empresa para alfabetización, charlas motivacionales, capacitación en diferentes áreas de experiencia y comunicación institucional acerca de los procesos de la misma empresa.
Los frutos del voluntariado corporativo se pueden resumir en tener colaboradores orgullosos y  más comprometidos con la empresa y el desarrollo de sus comunidades, una cultura organizacional responsable por el bien común y muy importante, la imagen clara de una empresa comprometida con el desarrollo sostenible de sus áreas de influencia, creando empatía con sus grupos de interés.
Es de suma importancia recalcar que es completamente erróneo  pretender que la organización y participación por parte de las empresas en programas de voluntariado corporativo es tener un programa de RSE, ya que la RSE es una estrategia integral que se convierte en una filosofía corporativa, la cual engloba estrategias de gobernanza empresarial, público interno (colaboradores), políticas públicas, proveedores, comunicación y mercadeo, medio ambiente y comunidad. El voluntariado corporativo es una acción puntual que involucra al público interno de la empresa y a la comunidad donde opera, acción que significa un buen paso adelante hacia el involucramiento, sensibilización y relacionamiento de la empresa con la comunidad y personas que necesitan una ayuda para hacer de su mundo, un lugar más digno donde vivir.

jueves, 22 de enero de 2015

El vínculo entre la Responsabilidad Social Empresarial y los Derechos Humanos

La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) implica la integración voluntaria por parte de las empresas sobre las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus grupos de interés, actores sociales o stakeholders.

La RSE ha evolucionado a  un comportamiento empresarial  que considera distintas dimensiones,  atendiendo a la observancia de los Derechos Humanos, laborales, medioambientales entre otros. Desde el punto de vista del proceso de su implantación, considera indispensable convertirse en parte activa de la estrategia corporativa, la transparencia, la rendición de cuentas, el ciclo de producto o cadenas de valor, o  los compromisos comerciales internacionales; esto  significa que la RSE debe de ser parte del corazón de la estrategia comercial de la empresa, en vez de simplemente convertirse en lírica o eslogan publicitario que repercutiría directamente a la sostenibilidad y competitividad de la misma empresa.

Los Derechos Humanos incluyen derechos económicos y sociales cuyo desarrollo está estrechamente vinculado con la actividad corporativa. Estos derechos han sido analizados por parte de las legislaciones de muchos países debido a conflictos sociales, citando como un claro ejemplo, las consecuencias de la globalización en las empresas transnacionales, que en su estrategia de buscar competitividad de costos, utilizan en sus procesos de producción, mano de obra (más barata) de países en vías de desarrollo, estrategia que después de cierto tiempo, ha redundado en conflictos y denuncias por parte de trabajadores de los países origen de las empresas por supuestas prácticas de “dumping social”, así como denuncias y exigencias de reivindicación por parte de trabajadores de los países donde se encuentra la mano de obra de producción. Debido a lo anterior, se ha necesitado el cumplimiento de estándares laborales mínimos más allá de las prácticas o legislaciones locales. En búsqueda de una solución a estos problemas, se ha encontrado como una estrategia de resolución la práctica de la RSE.
Los Derechos Humanos de los trabajadores están directamente vinculados con las buenas prácticas de RSE, entre los cuales se pueden citar las condiciones de trabajo, la protección social, el derecho a una remuneración justa, el diálogo social, la salud y la seguridad en el trabajo, el derecho a respirar un ambiente sano, la formación en el puesto de trabajo, igualdad de oportunidades para todos y el derecho a la conciliación de la vida familiar y personal, entre otros.

De acuerdo al informe de Naciones Unidas (2009), “las empresas deben tener en cuenta como mínimo la Carta Internacional de Derechos Humanos y la Declaración de la OIT sobre los Principios y los Derechos Fundamentales en el Trabajo, y esto por dos razones: La primera es que los principios que encarnan esos instrumentos son los que han obtenido un mayor consenso de la comunidad internacional. En segundo lugar, son los principales puntos de referencia con base a los cuales los otros actores sociales juzgan los efectos de la actividad de las empresas en los Derechos Humanos”.

La RSE no se limita al accionar de las compañías internamente, sino que se ocupa de toda el área de influencia que sus operaciones pueden tener, ya sea en materia de políticas públicas, mercadeo, proveedores y comunidades por lo que sus obligaciones empresariales (legales y morales) no solamente se circunscriben en respetar los Derechos Humanos por medio de sus actos propios, sino debe fomentar  la protección de estos Derechos con terceros en quienes la compañía pueda ejercer influencia, promoviendo políticas  para todas sus áreas de gestión, considerando atención particular en la evaluación de nuevos proyectos, cadena de suministro, proyectos relacionados al sector extractivo, sitios de seguridad, estrategias para zonas de conflicto y operaciones en áreas políticamente inestables entre muchas otras.

Es muy importante que las empresas cuenten con un sistema eficiente de comunicación de doble vía, en el cual público interno, proveedores, grupos de interés y stakeholders en general, tengan la oportunidad de exteriorizar sus inquietudes y así, la empresa pueda captar información importante que pueda transformar en oportunidades de diálogo, evitar conflictos y crear un ambiente laboral donde los malentendidos disminuyen y se logran mejores resultados como una estrategia empresarial.

Los grupos de interés esperan que exista un diálogo con la organización y un compromiso con sus necesidades, que respete el medio ambiente y su entorno, que respete sus costumbres y tradiciones, que  entienda sus necesidades y en medida de lo posible se puedan aliviar, que se respete la dignidad de los miembros de la comunidad, que se les brinde oportunidades de empleo y de desarrollo y que se respeten sus derechos sociales, culturales y económicos, de igual manera,  la empresa espera un ambiente donde pueda operar sin interrupciones, con certeza jurídica, generar utilidades y en el que en conjunto comunidad-empresa-autoridades, en un Estado de Derecho, puedan promover un desarrollo en beneficio de todos.

En conclusión, una empresa  que valore y comprenda la importancia del respeto y la trascendencia de la promoción de los Derechos Humanos va en el camino a ser una empresa socialmente responsable, sostenible y competitiva.