martes, 11 de noviembre de 2014

La estrecha relación entre la RSE y la Sostenibilidad

La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) crea un vínculo voluntario entre las empresas, sus grupos de interés y  sociedad  en general con el fin de crear una estabilidad social con base a un diálogo que encamine gestiones y prácticas responsables en materia ambiental, comercial y social. Por medio de la RSE las empresas mantienen un comportamiento ético que transparenta su gestión y las convierte en un actor propositivo para el desarrollo de un país, contribuyendo junto con sus comunidades en programas de salud, educación, crecimiento económico e infraestructura entre otros sin eximir de esta responsabilidad al Estado, resultando en un equilibrio que redunde en una mejor calidad de vida y un desarrollo sostenible medible y perdurable en el tiempo para todos los grupos de interés.

El término sostenibilidad ha sido directamente relacionado con asuntos ambientales, en 1982, la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas calificó como sostenible aquel desarrollo que “atiende a las necesidades del presente sin comprometer la posibilidad que las futuras generaciones atiendan a sus propias necesidades”. Actualmente, la sostenibilidad no se limita a temas ambientales sino que se ha ampliado a cualquier práctica que suponga consumir definitivamente o comprometer sustancialmente cualquier recurso, tanto de índole económica, social o ambiental y es aquí, donde existe una estrecha relación entre estos recursos y el uso responsable de los mismos por parte de las empresas que es en gran medida, esa RSE a la que nos referimos.

Fundamentalmente la sostenibilidad principal de un negocio es la económica, ya que sin la generación de utilidades o la reducción de ganancias debido a procesos ineficientes, cae en una irresponsabilidad que puede traer hasta al cierre de sus operaciones afectando a sus accionistas, colaboradores y clientes; por lo que la RSE enfoca la necesidad de mantener una rentabilidad económica de manera continua considerando más aspectos, los cuales deben de ser analizados desde el punto de vista de la actividad de la empresa y  de las expectativas de todos sus grupos de interés (Stakeholders).

El apoyo en cualquier programa sostenible de una empresa hacia su comunidad debe de ser un “proceso que pueda mantenerse por sí mismo”, presumiblemente por un período indefinido de tiempo o por lo menos en el largo plazo. Para cumplir con esta premisa se requiere tener una estrategia de diálogo con sus stakeholders (preferiblemente con sus líderes), legitimarlo con toda la comunidad con el fin establecer la prioridad en sus necesidades, establecer el rol de cada actor de la comunidad para el funcionamiento del programa y por último pero muy importante, el grado de responsabilidad de todos (autoridades, líderes locales, comunidad, empresas) para la construcción y funcionamiento del proyecto y/o programa.

La sostenibilidad, a diferencia del asistencialismo, promueve la corresponsabilidad - tanto por parte del Estado como por parte de la iniciativa privada- siendo que este asistencialismo o paternalismo estatal, se ha comprobado que no es perdurable ni tiene impactos positivos, creando dependencia en la gente, cortoplacista en su vida útil y en muchos casos, fuente para la construcción de “elefantes blancos” que en vez de ser medios para el desarrollo, se convierten en monumentos a la mala gestión.

De tal manera, la sostenibilidad es una práctica rentable para la empresa, la cual le genera una percepción positiva por parte de sus clientes, genera valor económico, social y ambiental, objetivo primordial de la RSE cuando se concibe como una estrategia corporativa que implica, en la práctica, desarrollar programas sociales con sus grupos de interés sin afectar la rentabilidad del negocio que es al final de cuentas, la razón de ser del mismo.

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