martes, 11 de noviembre de 2014

La RSE como estrategia para la inversión social

Como bien se sabe, la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es una cultura de negocios que procura que por medio de un comportamiento corporativo ético, las organizaciones logren e incluso puedan exceder sus objetivos económicos con base en la eficiencia en el uso de los recursos mediante el logro de una identificación por parte de proveedores y colaboradores, procurando así relaciones a largo plazo con todos sus clientes y grupos de interés (Stakeholders).  La RSE se practica en dos vías: de manera interna, con el firme cumplimiento de la ley, y de manera externa, satisfaciendo las necesidades actuales sin comprometer los recursos y posibilidades de futuras generaciones, creando fuertes lazos de corresponsabilidad con los grupos de interés en la búsqueda del bien común y en algunos casos, utilizando la inversión social como estrategia de relacionamiento y subsidiaridad para el desarrollo de su área de injerencia.

Las organizaciones en ningún momento deben pretender suplantar el papel del Estado en materia de inversión social, ya que tanto individuos como empresas, por el pago de impuestos, tienen derecho a recibir a cambio, satisfactores básicos para el mejoramiento de su calidad de vida, tal como educación, salud y justicia por medio de funcionarios capacitados e infraestructura adecuada que facilite a realizar sus actividades y que es plena responsabilidad estatal.  Los países en desarrollo adolecen en muchos casos de condiciones idóneas para prestar los servicios básicos a su población, razón por la cual han encontrado en la iniciativa privada, una posibilidad para contar con satisfactores básicos que mejoren su calidad de vida como los mencionados anteriormente y a la vez, las empresas han encontrado en esta necesidad, una posibilidad para legitimar su estadía y operación en un lugar por medio de inversión social, la cual debe hacerse de manera estratégica, integral y participativa y no de manera clientelar y cortoplacista, es decir, con la ética que la RSE per se requiere.

Está comprobado que  las organizaciones cuyas actividades industriales y/o comerciales generan animadversión entre sus grupos de interés, utilizan la inversión social para implementar programas basados en subsidios y/o para construir proyectos de infraestructura con el único interés de justificar sus operaciones y tener un ancla publicitaria, han fracasado rotundamente en la percepción de sus comunidades, causando muchas veces conflictos sociales entre los pobladores que están a favor y en contra y a la vez, construyendo “elefantes blancos” inoperantes.

Así pues, la inversión social debe ir estratégicamente ligada a una política de RSE, basada principalmente en el diálogo, participación ciudadana, involucramiento de todos los grupos de interés (principalmente de las autoridades locales) y de la organización, quien tendrá un rol de socio estratégico y comprometido con una visión de desarrollo sostenible, el respeto a la cultura y tradiciones y el uso responsable de los recursos ambientales, evitando ser una figura paternalista o impositiva en el lugar.

La inversión social es una actividad que no está vinculada ni busca directamente mejorar las operaciones principales de una compañía, sino que mantiene y fortalece sus relaciones con la comunidad, fortaleciendo la reputación de la empresa, transformando las donaciones en inversiones estratégicas que se alineen con el negocio, estableciendo credibilidad y demostrando valores de la empresa y así, aumentar la visibilidad general de la comunidad empresarial y sus clientes, contribuyendo a que la sociedad de la que depende la empresa permanezca saludable, en un entorno apto para desarrollar negocios.
Sin duda alguna, las empresas se han convertido en actores sociales con una gran capacidad de impacto en el día a día de la sociedad, por lo que tienen una gran responsabilidad frente a ellas, debido a que el ámbito económico en el que se desenvuelven determina en parte las condiciones de vida y el bien común de los  que forman parte de la sociedad. Debido al desarrollo constante de las empresas, estas mismas generan una serie de conocimientos, tecnologías, experiencias y capital social que deben  poner también al servicio de la sociedad como parte misma de la RSE.

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